Las personas con un índice de colesterol alto, tienen doble riesgo de padecer un infarto de miocardio

Las personas con el colesterol alto tienen doble riesgo de padecer un infarto de miocardio que las personas que tienen una concentración normal. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en los países desarrollados, aunque y eso es lo paradójico, se sabe cómo prevenirlas. Seguir una alimentación adecuada, mantener un peso óptimo, no fumar y hacer ejercicio son las medidas principales para evitar estas afecciones. Un 20% de la población española mayor de 18 años presenta un nivel de colesterol superior a 250mg/dl y más de la mitad de la población lo tiene por encima de 200 mg/dl, valor a partir del cual se considera que existe un exceso de colesterol en la sangre.

Aunque este lípido es esencial para el funcionamiento de las células, cuando se encuentra en exceso es perjudicial, sobre todo para las arterias. Para que el colesterol pueda circular por la sangre necesita unirse a ciertas proteínas denominadas lipoproteínas. Existen unas llamadas LDL (Low Density Lipoproteins). Cuando éstas se encuentran en exceso perjudican a las arterias, pues entregan colesterol y permiten que se acumule en la pared de las arterias. En cambio, las lipoproteínas llamadas HDL (High Density Lipoproteins) tienen la función contraria, es decir, retiran el colesterol. Lo recogen de las arterias y lo conducen al hígado para que pueda ser eliminado. En este sentido, al colesterol-LDL se le denomina “malo” y al HDL se le clasifica como “bueno”.

La dieta juega un papel primordial para mantener un nivel alto de colesterol-HDL (protector) y evitar el exceso del tipo LDL (perjudicial). A pesar de que la cantidad de colesterol que tenemos en nuestro organismo la determina en gran parte nuestras características genéticas, los hábitos de vida tienen un papel principal. De hecho, el 50% del colesterol que circula por la sangre procede de los alimentos y de la bilis que produce el hígado para digerir las grasas. “Cuando detectamos un exceso de colesterol, lo primero que hacemos es modificar la alimentación del paciente, es un punto fundamental”, explica Lluís Asmarats, jefe del servicio de medicina interna de la Clínica Sagrada Familia de Barcelona. En este sentido, se recomienda consumir frutas, verduras, cereales integrales y pescado, sobre todo el azul. Las sardinas, la caballa o el salmón, explica Asmarats, contienen una alta dosis de Omega 3. “Se trata de un tipo de grasa poliinsaturada que ayuda a reducir el colesterol y además, tiene propiedades antiinflamatorias y antitrombóticas que reducen el riesgo de padecer una enfermedad coronaria o vascular cerebral”. También se recomienda comer varias veces al día frutas y verduras, pues se trata de alimentos que son muy bajos en grasa y la poca que tienen es insaturada.

Aunque, tal y como apunta el especialista de medicina interna, debería evitarse consumir en exceso algunos aceites vegetales (de coco, palma y palmista), pues son ricos en grasas saturadas y aumentan el colesterol- LDL. Otra forma de reducir grasas saturadas de la dieta es cambiando los productos lácteos hechos con leche entera por productos desnatados, evitar los embutidos, las carnes rojas de alto contenido graso, como las costillas o las salchichas y comer preferiblemente pollo y pavo sin piel o carnes magras, es decir pobres en grasa.

Los complementos alimenticios naturales también ayudan a mantener los niveles deseables de colesterol y sobre todo de colesterol-LDL. Los esteroles vegetales actúan reduciendo la absorción del colesterol en el intestino. “El consumo de 2,5 gramos de esteroles vegetales puede llegar a reducir el colesterol-LDL un 15%, siempre y cuando se combine con una mejoría en la alimentación”, afirma Asmarats. Así mismo, la monacolina K, un componente natural de la levadura roja de arroz, o el Lactobacillus plantarum, son útiles para regular el colesterol tanto de la dieta como el generado por el propio organismo.

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