Padecen diarrea un tercio de las personas que viajan en vacaciones o una vez han regresado
J. S. LL. BARCELONA. La diarrea en los viajes es una de las molestias que más frecuentemente afecta a los viajeros. Pasar en pocas horas del cotidiano estrés al relax vacacional provoca unos cambios hormonales y del sistema nervioso que acarrean en algunas personas enfermedades durante el periodo vacacional. La solución: promover un cambio de hábitos progresivo, cuidar la dieta en esa época y reservar tiempo para el disfrute personal.
En muchas ocasiones las vacaciones se convierten en trabajo. Nos autoimponemos determinadas rutinas de ocio que al final condicionan nuestra conducta, o que nos arrastra a una situación de estrés que es, precisamente, la que queríamos olvidar. Sin embargo, planificar unas buenas vacaciones merece su tiempo si queremos evitar una serie de contratiempos, especialmente si nos dirigimos a destinos exóticos. De entrada más de la mitad de los turistas españoles no se vacunan correctamente antes de emprender un viaje a zonas de riesgo, como son los países tropicales de África, Asia y Sudamérica.
Según Luis Asmarats, internista, “los viajeros deben consultar con el médico los riesgos del destino elegido y acudir a un centro de vacunación internacional al menos un mes antes de emprender el viaje pues algunas vacunas precisan ese tiempo para su efectividad total”. Todos estos preparativos se verán incrementados necesariamente si, además, se viaja con niños, que merecen una especial atención. Pequeñas contusiones, luxaciones, picaduras de insectos en algunos casos más agresivas de lo que estamos habituados, diarreas, etc., son algunos de los inconvenientes que nos pueden agriar el viaje.
Por ejemplo, padecen diarrea un tercio de las personas que viajan en vacaciones o una vez han regresado. La causa más frecuente son las infecciones bacterianas. Hay una bacteria que es la responsable de la mayoría de los problemas, incluso en países con buenas condiciones sanitarias: Escherichia coli. Ésta vive en el intestino grueso de cada uno de nosotros sin darnos problemas. Lo que sucede es que en cada región del mundo hay una variedad diferente, pero si un viajero tiene contacto con aquella bacteria, para la cual su organismo no ha desarrollado anticuerpos, sufrirá una diarrea. Ésta también puede ser provocada por virus y parásitos.
Fundamentalmente se transmite por una mala higiene que puede contaminar los alimentos al manipularlos. Los primeros síntomas acostumbran a aparecer entre las 12 y las 72 horas posteriores a la infección. El primero es un malestar abdominal, que va seguido de rampas dolorosas y de diarrea. Tampoco es extraño padecer náuseas y vómitos y, en algunos casos, fiebre. Suele durar unos tres o cuatro días, si bien puede alcanzar hasta 20 en casos extremos. Por ello es muy importante evitar la infección por agua, por lo que no hay que olvidar la necesidad de beberla embotellada.
Adoptar toda una serie de consejos prácticos y llevar un botiquín de viaje con aquello imprescindible puede evitar sustos imprevistos.