Aunque en nuestro país su picadura no comporta riesgos, son la mayor fuente de transmisión de enfermedades
Si hay algo que nunca falla en verano es la llegada de los mosquitos. En España conviven diferentes especies, algunas llevan con nosotros mucho tiempo y otras han llegado hace relativamente poco. Es el caso del mosquito tigre, que en los últimos años ha tenido una notable presencia. Y aunque en nuestro país su picadura no suele comportar mayores riesgos, lo cierto es que sólo los mosquitos transmiten enfermedades a más de 700 millones de personas anualmente. De hecho, son la mayor fuente de transmisión de patologías del mundo, entre ellas malaria, dengue, fiebre amarilla, encefalitis japonesa y chikungunya.
Las enfermedades las traen los humanos que han viajado a algún país del trópico y han sufrido picaduras de insectos que les han transmitido el parásito, bacteria o virus correspondiente. El viajero, cuando regresa, puede portarlos en la sangre y, a través de otra picadura, transmitirlo localmente a otra persona. Por ello, si se piensa viajar a países tropicales de América, África, Asia o el Pacífico, conviene acudir a los centros de orientación al viajero, donde se explica qué tipo de insectos se encontrará en el país y, en los casos en que sea necesario, se ofrece vacunación.
Generalmente son las hembras, por su necesidad de proteínas para la formación de los huevos, las culpables de las molestas picaduras que producen dolor, enrojecimiento y picor. Esta necesidad biológica del propio insecto unida al olor corporal que desprende la persona, el calor y la humedad de la piel inducen al mosquito a picar y extraer sangre. Aunque sólo viven unas dos semanas, cada hembra de mosquito tigre puede poner hasta 80 huevos, cada cinco o seis días en verano. La saliva que inyectan al picar es la que produce la reacción inmunológica en el organismo. Normalmente el mosquito actúa al caer el sol, pero el tigre puede picar a cualquier hora del día. “No es fácil verlo porque acostumbra a volar muy bajo. Por este motivo las zonas más afectadas suelen ser las piernas”, advierte Gabriela Bacchini, responsable médica de dermocosmética y biocidas de Ferrer.
Los repelentes pueden aplicarse directamente sobre la piel, en la ropa o incluso en espacios pequeños. “En el caso de bebés, por ejemplo, puede ser útil impregnar el cochecito o la ropa para no aplicar el producto directamente sobre la piel, ya que es muy sensible”, asegura la responsable médica de dermocosmética y biocidas de Ferrer. De todas formas, cada vez más se opta por utilizar principios activos naturales que no tienen toxicidad para la persona. El PMD-Citriodiol es un aceite extraído del árbol Eucaliptus cytrodiora que ha mostrado ser eficaz frente a las picaduras de mosquitos (incluido el tigre). Al ser un ingrediente natural de gran eficacia y larga permanencia es una buena alternativa para los más pequeños. La oferta actual de repelentes es muy variada, se pueden encontrar desde esprays a cremas. Además, algunos productos cuentan con filtro solar, de manera que aporta protección no sólo frente a mosquitos sino también ante la radiación ultravioleta.
Para poder controlar la expansión de las patologías transmitidas por los mosquitos en 1996 se creó GeoSentinel, una red de 54 clínicas de todo el mundo, y una base de 15.000 pacientes, que tiene como objetivo la vigilancia y seguimiento de todas las enfermedades relacionadas con viajes Esta iniciativa permite la vinculación de los diagnósticos en poblaciones migratorias con exposiciones geográficas similares. Por su parte, siguiendo el modelo europeo en España se creó la Red Epidemiológica de Enfermedades Importadas (Redivi).