El consumo de este tipo de bebidas, así como zumos o infusiones, es básico en una época como la veraniega en la que el cuerpo sufre grandes pérdidas hídricas
Los especialistas recomiendan consumir entre dos y dos litros y medio de agua al día. Una cantidad que, obviamente, puede satisfacerse a través de la ingesta de agua, pero también con el consumo de otras bebidas, como los zumos, los refrescos o las infusiones, que además de hidratar, también aportan minerales o nutrientes.
Y es que es muy importante hidratarse. Sobre todo en época veraniega, cuando nuestro cuerpo sufre grandes pérdidas hídricas debido, básicamente, al incremento de la sudoración. Hay que tener en cuenta que dos terceras partes de nuestro cuerpo son agua: la sangre está compuesta en un 92% de este líquido, y el cerebro y los músculos en un 75%. Estas cifras nos dan una idea clara de lo trascendental que supone procurar una buena hidratación a nuestro organismo.
Los expertos recomiendan que entre el 20-25% del líquido que tomamos al día provenga de los alimentos y el resto, entre el 75-80%, de las bebidas. La variedad en lo que respecta a la ingesta de líquidos facilita poder alcanzar los niveles recomendables de hidratación. De ahí que sea aconsejable que además de agua se tomen otras bebidas de distintos sabores, ya que su consumo resulta más fácil y agradable. En este sentido, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) incluyó las bebidas refrescantes dentro del “grupo de alimentos con un papel importante en la dieta europea” por su capacidad de hidratación.
Aporte de energía
Este tipo de bebidas además contienen azúcar, un nutriente fundamental que provoca efectos positivos en la función cerebral mejorando, por ejemplo, la atención y el rendimiento intelectual. La EFSA recomienda que entre el 40 y el 60% de la ingesta energética diaria provenga de los carbohidratos, incluyendo azúcares y almidones.
En este sentido, no hay que obsesionarse con el consumo de azúcar –siempre que sea moderado, claro está- ya que éste se comporta como cualquier otro carbohidrato, aportando cuatro calorías por gramo. Cabe remarcar que el azúcar no sólo se halla en las bebidas refrescantes, los pasteles o los helados, sino que también está presente en frutas, verduras, cereales y otros alimentos. Es importante señalar que no hay evidencia científica que asocie el consumo de azúcar con el desarrollo de la obesidad.