JAUME MIQUEL. En tiempos como el actual, donde cada vez son más numerosos los lamentos (totalmente justificados) por la falta de apoyo de las administraciones públicas a la ciencia española y a la investigación, es importante poner el foco en los grandes logros a los que, pese a esa histórica carencia, hemos sido capaces de llegar en España. Por eso quiero aprovechar esta tribuna para recordar que este año se celebra el 25 aniversario del hallazgo del Síndrome Brugada (SB), realizado por los hermanos Pere y Josep Brugada. Se trata de un trastorno genético hereditario poco común del sistema de conducción eléctrica del corazón (encargado de hacerlo latir) que provoca un latido cardíaco más rápido de lo normal, impidiendo que la sangre pueda circular con eficiencia. En la actualidad, es la causa de entre un 4% y 12% de todas las muertes súbitas.
Hoy se sabe que la prevalencia del SB se sitúa en torno a 5 de cada 10.000 personas, aunque se estima que también existe un gran porcentaje de población que desconoce padecer la enfermedad, por lo que hay mucha gente que no está diagnosticada. Según estudios recientes en algunos países del sudeste asiático es la segunda causa de muerte entre los jóvenes, sólo por detrás de los accidentes de tráfico.
Precisamente por este carácter silente, el cardiólogo Josep Brugada ha señalado en múltiples ocasiones la importancia de que se pueda examinar a todos los miembros de una familia cuando se detecta un caso. Como él mismo dice, esto no significa que todos los que tengan la enfermedad vayan a sufrir arritmias, pero si es la mejor forma de prevenirlo. De ahí que sea primordial la posibilidad de realizar un estudio genético cardiovascular en caso de antecedentes de muerte por esta causa.
En cuanto al tratamiento, el Desfibrilador Automático Implantable (DAI) es el único procedimiento que ha demostrado ser realmente eficaz en los casos del Síndrome Brugada. Por eso AXA, sensibilizada especialmente con esta patología, se ha sumado al proyecto que lidera la Associació Barcelona Salut para convertir Barcelona en la primera gran ciudad del mundo cardioprotegida. En la actualidad, medio centenar de farmacias de Barcelona ya cuentan con un desfibrilador portátil a disposición de cualquier persona que precise su utilización. Ya tras esta fase preliminar, esperamos que antes del verano la ciudad cuente con 100 nuevos dispositivos más.