ANTONI TORRES. El paracetamol es uno de los medicamentos más consumidos en España. Tiene efecto analgésico, porque alivia dolores leves y crónicos, como el menstrual, de espalda, garganta, cabeza, migraña y artrosis entre otros muchos. También es antipirético, porque baja la fiebre. Descubierto en 1873 por el científico Harmon Morse, no se usó por diversos motivos hasta 20 años después. En 1955, se empezó a comercializar en EEUU como Tylenol y en 1974 en España como Gelocatil. Hay que tener presente que el paracetamol no es antiinflamatorio, a diferencia de la Aspirina (ácido acetilsalicílico) o el Nurofen, Dalsy, etc. (Ibuprofeno), que siendo también analgésicos y antipiréticos sí son antiinflamatorios.

Hablemos de su seguridad. Se considera por los expertos como el analgésico de elección en pacientes mayores de 50 años, si no existen problemas de hígado o riñón previos, aunque incluso en esos casos pueden tomarlo bajo control médico.

La FDA (Federal Drug Administration, EEUU) lo considera el medicamento de elección durante el embarazo, siempre y cuando su utilización sea estrictamente necesaria y bajo control médico, puesto que atraviesa la placenta. No tiene efectos negativos sobre el aparato digestivo, a diferencia de los antiinflamatorios (como los antes citados). Además, provoca pocos problemas de interacción con otros medicamentos, pero siempre debe consultarse su uso.

En cualquier caso, siempre se deben tener en cuenta ciertas precauciones importantes. No se debe exceder la dosificación recomendada porque puede causar lesión hepática severa e incluso la muerte. En caso de sospecha de sobredosis, debe tratarse urgentemente en un centro médico. En cuanto a su toma, los antiácidos y la comida retrasan y disminuyen su absorción oral, por lo tanto actuará más rápido al tomarlo con el estómago vacío, a diferencia de los antiinflamatorios que siempre es preferible tomarlos después de las comidas. No se recomienda el uso simultáneo de paracetamol y ácido acetilsalicílico porque incrementa el riesgo de problemas en riñón. Asimismo, durante el tratamiento no es aconsejable consumir alcohol por riesgo de daño en el hígado.

A diferencia del ácido acetilsalicílico, el paracetamol no contribuye al síndrome de Reye, que se puede dar en niños con enfermedades víricas, lo que favorece la elección del medicamento en pediatría. Por el contrario, es extremadamente tóxico para perros, gatos y otros animales, y no debe suministrarse en ningún caso.

Por las razones anteriores, es un medicamento seguro y por ello no precisa receta, pero siempre hay que tener la precaución de consultar con el farmacéutico, que valorará en cada caso si hay situaciones que limiten el período de uso, la dosis o que aconsejen derivar al médico. Por último, pero no menos importante, nunca se debe confundir el autocuidado responsable con la automedicación.

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