Esta semana se ha presentado en la Ciudad Condal el proyecto “Barcelona, ciudad cardioprotegida”. El objetivo es convertir a la capital catalana en la primera gran ciudad del mundo cardioprotegida mediante la instalación de desfibriladores portátiles automáticos en las farmacias. Todo ello en tres fases consecutivas. La primera se inició en diciembre con la instalación de los primeros dispositivos que recientemente ya han salvado una vida en la Estació de Sants. Actualmente, 50 farmacias disponen de desfibrilador.

En el transcurso de la presentación se realizó una demostración práctica del uso del desfibrilador, que podrá ser utilizado por cualquier ciudadano, aunque carezca de conocimientos sanitarios. El desfibrilador automático sólo actúa en caso de fibrilación ventricular. Si ésta no se produce, el dispositivo no se activará.

En España hay 30.000 casos de muerte súbita al año. Varios millones en todo el mundo. En el 80% de los casos se produce en personas de más de 35 años con alguna patología previa. La muerte súbita se produce por la fibrilación ventricular. El corazón deja de enviar sangre al cuerpo y el oxígeno no llega al cerebro. A los diez segundos la persona pierde el conocimiento. Los siguientes diez minutos son vitales. Si no se actúa, y el desfibrilador es la única alternativa, el afectado muere repentinamente.

Esta innovadora iniciativa, impulsada por la Fundación Brugada y la Asociación Barcelona Salud, presidida por Josep Brugada, cardiólogo y director del Clínic de la capital catalana, en colaboración con la Asociación de Farmacias de Barcelona, cuenta con el apoyo del Gobierno de España, el Ajuntament de Barcelona, la Generalitat de Catalunya, el SEM y el Col·legi de Farmacèutics de Barcelona, así como el patrocinio de AXA Seguros y Laboratorios Ferrer.

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