Igual que el talón era el punto débil de Aquiles… las articulaciones lo son para muchos deportistas. Repasamos los puntos clave de la salud articular del deportista.

El ejercicio físico y el deporte, sin lugar a dudas, forman parte de las acciones saludables para el individuo y su bienestar. Tienen un efecto positivo ampliamente demostrado, pero también un aspecto negativo. Una mala técnica en el movimiento, o con una postura inadecuada, puede contribuir al desarrollo de una lesión. Si practicas un deporte específico, éste puede incidir intensamente y de forma constante sobre una articulación concreta, lo que podría acabar lesionando dicha estructura así como otras anexas.

Cuando se ejecuta un modelo de actividad física, se pone en marcha al sistema músculo-esquelético exigiendo un grado, mayor o menor, de rendimiento a los músculos, tendones, ligamentos, huesos y articulaciones. Por este motivo y dependiendo de la edad, estado físico y necesidades individuales, la actividad física regular y moderada es la forma más aceptable para determinar un programa de actuación preventiva de deterioro músculo esquelético y por lo tanto articular.

Una acción frecuente, constante, llevada al límite, con el sobreesfuerzo articular que conlleva el desarrollo de deportes profesionales o de alta competición puede ocasionar, además de lesiones inmediatas, el desarrollo de patologías como la osteoartritis.

Esto no debe ser una excusa para evitar el ejercicio y no podemos perder de vista que la actividad moderada es aliada de la buena salud articular e incluso beneficiosa en la reducción de dolor y mejora de la funcionalidad en las enfermedades crónicas degenerativas articulares.

·         ¿Qué podemos hacer para prevenir las lesiones?

La prevención siempre es el modelo lógico para evitar la destrucción del cartílago articular. En primer lugar, debemos distinguir entre los diferentes tipos de articulaciones y lo que éstas significan. 
Articulación es la zona de unión entre dos huesos o entre cartílagos del esqueleto. Permiten doblar las distintas extremidades del cuerpo y facilitan el movimiento. Según este movimiento las articulaciones se clasifican como diartrosis, anfiartrosis y sinartrosis. La diartrosis es la articulación móvil o sinovial como la de la rodilla o el codo, la anfiartrosis o cartilaginosas, son por ejemplo, las articulaciones entre vértebras y la sinartrosis es una articulación sin movimiento o rígida, como las uniones del hueso del cráneo.

Los elementos que debemos cuidar y tener en forma para evitar el desgaste articular y permitir el movimiento y la funcionalidad son el cartílago, matriz extracelular, membrana sinovial, líquido sinovial y cápsula articular.

El cartílago, a su vez, consta de diversos estratos en los que se concentran el agua, proteoglicanos y colágeno articular.

Para prevenir un desgaste articular en el deportista debemos concentrarnos en una acción condroprotectora. Para ello, contamos con tres nutrientes que seguro que ya te suenan: glucosamina, condroitina y ácido hialurónico.

→ Glucosamina es un aminoazúcar cuya función es el estímulo de las células del cartílago para producir glicosaminoglicanos. Un nivel inadecuado de glucosamina puede afectar al líquido sinovial y a su viscosidad, por lo tanto, a la correcta función articular. Además, el sulfato de glucosamina aporta y promueve la incorporación de azufre a la articulación y al tejido conectivo. Las diversas investigaciones realizadas con glucosamina sugieren que puede ayudar al alivio de dolor e inflamación.

 Condroitina es un mucopolisacárido que forma el mayor componente estructural del cartílago que proporciona fuerza, retención de agua, nutrientes y movilidad de otras moléculas. Tiene la capacidad de unirse a proteínas de colágeno y elastina lo que contribuye a la fuerza y flexibilidad. Los estudios desarrollados con la condroitina indican que es un protector de la pérdida del cartílago mediante la inhibición de la hialuronidasa, enzima que puede destruir el cartílago y actúa como antiinflamatorio y reductor de dolor.

→ Ácido hialurónico es un componente del líquido sinovial que aporta humedad e hidratación. Es el considerado lubricante articular. Su presencia en el tejido sinovial llena la cavidad articular entre huesos durante el movimiento. Se ha estudiado también una faceta antiinflamatoria. Compatibiliza muy bien su función con vitamina C y el colágeno.

Por lo tanto, cuando hablamos de nutrición articular con carácter condroprotector,  preventivo, reparador e incluso antiinflamatorio ya tenemos tres nutrientes que forman un equipo de protección. Esto significa que tomar un suplemento que contenga los tres puede ayudar a la restauración de una articulación ya dañada, por la acción incisiva que un deporte determinado haya causado en una articulación, o bien, puedo prevenir el desgaste de dicha articulación a la que el deporte elegido puede lesionar en un medio plazo.

Podemos además, trasladar esta idea al profesional deportivo o a personas con actividad física intensa en edades superiores a los 50 años. Según datos de la OMS, la incidencia de artrosis en España es de las enfermedades reumáticas con mayor porcentaje entre la población. En segundo lugar, también se estima que la lumbalgia ocupa un lugar preponderante en el desarrollo de lesiones reumáticas.

¿Y qué pasa con la musculatura?

No olvidemos el cuidado de la musculatura, pues es parte importante para evitar los problemas articulares. En primer lugar, porque el soporte de la estructura vertebral y lumbar requiere de una compostura muscular apropiada. En segundo término, el músculo debe calentarse adecuadamente para evitar posibles lesiones asociadas como son las roturas fibrilares y contracturas y debe enfriarse en el post-ejercicio para volver a su posición de relajación.

Para trabajar la musculatura con nutrición ortomolecular es importante fijarse en los aminoácidos. La población general que práctica deporte y en especial, los más mayores deben tener en cuenta que el envejecimiento del músculo esquelético puede perder progresivamente su capacidad para responder a los estímulos anabólicos. De esta forma, se contribuye a mantener y restaurar la masa muscular. 

Los aminoácidos como leucina, valina e isoleucina pueden ayudar a maximizar el efecto anabólico muscular.

¿Qué lesiones nos preocupan?

Existe un modelo preventivo de las lesiones articulares mediante el cuidado de nuestras articulaciones con nutrientes característicos y propios de la articulación. Por otro lado, existen algunas lesiones temidas cuando se realiza ejercicio físico o deporte específico, como la lumbalgia y lumbociática, esguinces, artritis, es decir, inflamación articular, desarrollo de artrosis, como ya se ha mencionado a medio-largo plazo o padecer ésta u otra patología reumática para cuyo beneficio es necesario el ejercicio físico, pero que nos impone límites a la hora de practicarlo. 
Estos límites están condicionados a la inflamación y dolor, rigidez articular y la falta de funcionalidad consecuente.

Evitar las lesiones es importante, por eso una nutrición específica preventiva, un peso adecuado, equipo deportivo específico y diseñado para la realización de la disciplina elegida, el calentamiento, hidratación, alimentación, recuperación posterior, etc. son la base protectora.

·         ¿Qué es un esguince?

El esguince, es una de las lesiones más habituales en la práctica deportiva. Es una torcedura articular traumática que produce una distensión o una rotura de los tejidos conectivos de estabilización. Evidentemente, el trabajo que debe realizarse en estas circunstancias requiere de nutrientes cicatrizantes, apoyo antiinflamatorio y reductor de dolor y reforzar la estructura del colágeno, en articulación y en ligamento. Los nutrientes y plantas que encuentras en estas páginas son muy útiles para tratar y reducir los síntomas de un esguince, siempre bajo el consejo de un especialista.

No olvidemos que en el contexto articular y en general,  del sistema músculo-esquelético la acción tópica puede ayudarnos mucho a aliviar las molestias. Esto junto a otras alternativas como laacupuntura, el masaje, la fisioterapia, osteopatía, reflexología, etc. pueden formar parte de un trabajo conjunto y completo que ayude al deportista a mantener su articulación sana y en forma o a mejorar la funcionalidad cuando los daños ya se han producido.

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