La mamografía en 3D mejora el diagnóstico precoz ya que detecta lesiones iniciales gracias a la eliminación de superposición de tejidos

No hay duda de que la mamografía digital representa un papel importantísimo en la detección de cáncer, sin embargo esta prueba se encuentra ante una gran revolución tecnológica que la dotará todavía de mayor precisión. La imagen en tres dimensiones, presente ya en múltiples ámbitos del ocio y la medicina, ha hecho posible una nueva mamografía a través de rayos X, la tomosíntesis en 3D.  Esta nueva técnica, que recuerda a la Tomografía Axial Computerizada, o TAC, hace posible analizar toda la mama y desplazarse a través de los tejidos sin superposiciones. De esta forma, se consigue mejorar el diagnóstico precoz y reducir los falsos positivos. Aunque sólo unos pocos centros disponen todavía de esta tecnología, hay que prever que en unos años se extenderá como el diagnóstico por excelencia.

Esta prueba es una herramienta precisa para detectar lesiones en mamas de difícil visualización. Y es que las lesiones pequeñas en pechos grandes o con glándula muy densa pueden quedar en ocasiones enmascaradas. Con la mamografía en dos dimensiones, la utilizada hasta ahora, se genera cierta superposición de tejidos que en determinados casos dificulta el diagnóstico precoz. En mujeres jóvenes la mama es más densa, tiene mucha glándula y poca grasa. La incidencia de cáncer por debajo de los 35 años es muy baja, pero el problema se encuentra en la franja intermedia, entre los 35 y los 50 años. “Estas mujeres entran en los programas de cribado poblacional pero algunas de ellas tienen mamas muy densas que pueden esconder pequeñas lesiones tumorales no visibles por mamografía convencional en dos dimensiones”, explica Melcior Sentís, responsable del área de radiología de la mama y ginecológica del UDIAT-Parc Taulí de Sabadell, el primer hospital público de España que apostó por esta tecnología. Con la tomosíntesis el tamaño de la mama no representa ninguna limitación, “cuanto más volumen, más cortes obtendremos”, añade. De esta forma, se mejora en precisión y, por tanto, en detección precoz del tumor. Vivimos en una sociedad en la que cada vez hay más mujeres con prótesis de silicona, una alternativa muy útil en reconstrucciones mamarias tras cirugías mayores, pero que complican su visualización. La nueva técnica en 3D ayuda a ver mejor alrededor de la prótesis. “También es de gran utilidad en pechos con alguna cicatriz, ya sea por cáncer o por otra lesión, porque permite a diferenciar bien una cicatriz interna de una recaída”, señala Sentís.
De momento sólo se utiliza en pacientes con síntomas clínicos o con lesiones ya detectadas. “La mamografía convencional es la que actualmente está validada para llevar a cabo programas de cribado poblacional”, aclara Sentís. En pacientes ya diagnosticadas esta técnica resulta muy útil para comprobar cuántas lesiones hay y de qué tipo. Además, determinar la extensión y la localización es fundamental para poder realizar la biopsia con mayor exactitud. Asimismo, la mamografía 3D está demostrando un ahorro económico y de tiempo ya que reduce el número de pruebas complementarias a las que una paciente ya diagnosticada debe someterse. “En nuestro hospital se ha conseguido reducir un 75% las pruebas adicionales, es decir, sólo un 10% de las pacientes las necesitan, con la mamografía convencional esta cifra es de un 40% aproximadamente”, explica el radiólogo.

Pero el objetivo final siempre es mejorar la supervivencia al cáncer de mama. En estos momentos se están llevando a cabo diversos ensayos para determinar la supervivencia con la tomosíntesis. Lo que está claro es que, según comenta este experto, “es una técnica que progresa muy deprisa y que supone un gran salto en la imagen de la mamografía digital”.

Artículo original en www.saludymedicina.org

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