Durante esta etapa, la mujer puede llegar a perder hasta el 5% de la masa ósea y aproximadamente un 2% anual en los años posteriores
Los huesos se forman durante las primeras etapas de nuestra vida. Van adquiriendo una reserva que, con los años, van gastando. Con el cese de producción de estrógenos durante la menopausia desaparece la regulación del recambio del hueso. Esto puede desencadenar en una pérdida acelerada de su densidad conocida como osteoporosis, que incrementa el riesgo de fracturas en edades avanzadas. Por eso, tener una buena reserva ósea puede evitar su aparición precoz.
Actualmente la esperanza de vida de la mujer sobrepasa los 80 años, lo que representa que pasará un tercio de su vida en estado de déficit hormonal, aumentando como consecuencia la prevalencia de osteoporosis. Durante la menopausia se puede llegar a perder hasta el 5% de la masa ósea, y en los años posteriores entre un 1% y un 2% anual. El calcio es imprescindible para tener una correcta calidad ósea, pero para que éste se absorba, es necesario adecuar la dosis diaria de vitamina D. La sintetizamos principalmente cuando tomamos el sol. Ayuda a la absorción intestinal del calcio, contribuyendo a formar y mantener huesos fuertes. Se estima que tomar el sol sin protección entre 10 y 15 minutos diarios bastaría para mantener los depósitos de vitamina D en niveles adecuados. “No se trata de tostarnos en la playa, ni siquiera hace falta exponer amplias zonas del cuerpo. Siempre recomendamos prudencia en este sentido porque cuando las exposiciones son prolongadas aumenta el riesgo de cáncer de piel”, señala Pascual García Alfaro, especialista de la unidad de menopausia de Salud de la Mujer Dexeus.
Pero en España, a pesar de ser un país soleado, más de la mitad de la población tiene carencia de vitamina D, “lo que condiciona que el 70% de las mujeres menopáusicas y el 65% de las tratadas de osteoporosis tengan déficit de esta vitamina. Esto significa que se debe hacer un gran esfuerzo en cambiar ciertos hábitos e introducir alimentos ricos en vitamina D en nuestra dieta diaria”, José Manuel Quesada, profesor de endocrinología de la Universidad de Córdoba y responsable de la unidad de metabolismo mineral del hospital Universitario Reina Sofía de la misma ciudad.
Además, a veces es necesario seguir tratamiento farmacológico específico para mejorar la calidad del hueso y disminuir así la posibilidad de tener una fractura osteoporótica. “En la actualidad disponemos de fármacos que evitan la pérdida de hueso, conocidos como antirresortivos, y otros que estimulan su formación, llamados osteoformadores”, explica este especialista. Dentro de las nuevas alternativas de tratamiento se encuentran los anticuerpos monoclonales, que actúan frenando la actividad de los osteoclastos, las células que reabsorben el hueso. Para algunas mujeres que sufren el síndrome climatérico (sofocos, acaloradas, irritabilidad, cambios de humor…), menopausia precoz o riesgo aumentado de fractura puede estar indicada la Terapia Hormonal Sustitutiva (THS). Consiste en el aporte de una combinación de estrógeno y progestágeno a dosis baja durante un periodo de tiempo adecuado, para compensar el déficit estrogénico. Todas las estrategias terapéuticas van encaminadas a disminuir el riesgo de sufrir una fractura. Evitarlas es primordial, especialmente en mujeres de avanzada edad. Las fracturas más frecuentes son las de la muñeca, también llamada fractura de Colles, la vertebral y la de cadera, siendo esta última la complicación más grave y severa de la osteoporosis. “Los médicos hacemos hincapié en algunas medidas sencillas que ayudarán a disminuir el riesgo de caídas en personas mayores. Recomendamos, por ejemplo, eliminar alfombras, colocar agarraderas en la ducha, graduar bien la vista, mejorar la iluminación del hogar y llevar bastón si fuera necesario”, indica García.
Existen factores de riesgo como la edad, el sexo y la genética que no los podemos modificar, “sin embargo podemos actuar sobre el estilo de vida. Disminuir el consumo de tabaco, café y alcohol, y realizar ejercicio regularmente ayuda a disminuir la pérdida de masa ósea”, recalca García. Los profesionales recuerdan la importancia de realizarse una densitometría ósea para conocer el estado de los huesos en pacientes de riesgo. Las mujeres postmenopáusicas o muy delgadas, personas que hayan sufrido una fractura por fragilidad o aquellas con antecedentes familiares de osteoporosis son los pacientes de mayor riesgo.
Densitometría ósea, prueba fundamental
Conocer la densidad de nuestros huesos es imprescindible para detectar si existen señales de una posible osteoporosis muy inicial y tomar medidas preventivas o, lo que es peor, ya más avanzada. La densitometría ósea permite diagnosticar esta enfermedad para tratar al paciente si es necesario y, sobre todo evitar una fractura. Además hace posible un mejor control de la respuesta al tratamiento. Constituye la principal herramienta de diagnóstico en osteoporosis. A través de rayos X mide la densidad mineral del hueso, o lo que es lo mismo, su contenido en calcio.
Artículo original en www.saludymedicina.org